En marzo de 2024, la Unión Europea aprobó la Ley de Inteligencia Artificial (AI Act) —el primer marco legal integral del mundo que regula el desarrollo, comercialización y uso de sistemas de IA.
Si bien su enfoque principal es garantizar que estas tecnologías respeten los derechos fundamentales y sean seguras, su implementación genera una serie de consecuencias legales en distintos ámbitos.
Uno de los más relevantes es el de la propiedad intelectual, y en particular, el impacto que puede tener en el registro y protección de marcas.
La Ley de IA clasifica los sistemas en distintos niveles de riesgo —mínimo, limitado, alto y prohibido— y establece requisitos proporcionales para cada categoría.
Entre los aspectos clave se encuentran la transparencia, la trazabilidad, la supervisión humana y la gestión de datos utilizados en el entrenamiento de modelos.
Estos principios, detallados en la versión oficial del Reglamento de IA de la UE, buscan prevenir daños y promover una IA confiable, pero también introducen desafíos en áreas colindantes como el derecho marcario.
¿Pueden registrarse las marcas creadas por IA?
Uno de los debates más activos gira en torno a las marcas generadas con asistencia de IA.
Herramientas como ChatGPT, DALL·E o Midjourney se utilizan para crear nombres, logotipos y eslóganes que luego se presentan para registro.
Sin embargo, como señala la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO), la protección marcaria requiere una conexión con la intención humana, algo que podría no cumplirse si la creación es íntegramente automatizada.
La AI Act refuerza este criterio, al exigir en muchos casos la intervención humana significativa. Esto implica que si una marca fue generada sin ninguna decisión humana relevante, podría considerarse no registrable.
Problemas de originalidad y riesgo de colisión
Otra preocupación importante es la originalidad de las marcas generadas por IA.
Aunque el derecho de marcas no exige originalidad en el sentido estricto como el derecho de autor, sí demanda distintividad y ausencia de confusión con otras marcas registradas.
Según el manual de marcas de la EUIPO, cualquier signo que no cumpla con este principio puede ser rechazado o impugnado.
La AI Act exige que los sistemas de alto riesgo incluyan mecanismos para prevenir infracciones de derechos, pero aún no hay garantías absolutas de que un algoritmo pueda evitar generar una marca similar o idéntica a otra ya registrada.
IA, deepfakes y suplantación marcaria
Una de las obligaciones más innovadoras del AI Act es la de marcar contenidos generados por IA, especialmente en casos de deepfakes o imitaciones realistas.
Esta disposición se puede consultar en el artículo 52 del texto final aprobado.
Desde el punto de vista de la protección marcaria, esto aporta una herramienta clave frente a casos de falsificación o uso engañoso de marcas en entornos digitales.
El mal uso de IA para replicar o distorsionar elementos de una marca puede afectar la reputación de una empresa y generar confusión entre consumidores.
Con este nuevo marco, los desarrolladores y proveedores de IA deberán implementar medidas para evitar este tipo de abusos.
Desafíos para las oficinas de marcas
La implementación de la Ley de IA exigirá a las oficinas registrales —como la EUIPO— ajustar sus procesos y criterios para evaluar solicitudes que involucren creaciones generadas con asistencia de IA.
Esto incluye revisar las guías internas, como se ha anticipado en los informes del Observatorio Europeo de las Infracciones de los Derechos de Propiedad Intelectual, que está trabajando en recomendaciones específicas sobre IA y PI.
Además, a medida que los solicitantes presenten marcas creadas con ayuda de IA, se requerirá mayor documentación sobre la autoría, el proceso de creación y la ausencia de infracciones, lo cual podría convertirse en un estándar exigido en el futuro.
Una intersección que recién comienza
La Ley de Inteligencia Artificial de la Unión Europea marca un hito regulatorio global, pero también abre interrogantes en materia de propiedad intelectual.
En el caso de las marcas registrables, su impacto será cada vez más notorio a medida que las empresas incorporen IA en sus procesos creativos y estratégicos.
Documentar claramente la intervención humana, verificar la distintividad del signo propuesto, y asegurar la conformidad con la AI Act, se volverán pasos clave para garantizar la validez de una marca en este nuevo paradigma.
Para complementar el análisis recomendamos leer el artículo ‘How the EU AI Act Supplements GDPR in the Protection of Personal Data’ de Marc Schuler y Taylor Wessing, miembros del Data Protection Committee de la International Trademark Association (INTA).
